¿Quieres saber lo que pasa en la tercera navidad de los personajes de "Si puedes, Atrápame"?


RELATO NAVIDEÑO
Mi tercera Navidad en familia
(Relato dedicado a Mía, personaje infantil del libro "Si puedes, Atrápame")

Dedicado a: El Grupo Unidas por la Red en Facebook, gracias por el apoyo brindado siempre. 



Vísperas Navideñas del año 2020

Mi hermosa familia
Mientras estoy sentada en el piso sobre una pequeña colcha de osos navideños y galletas de jengibre, siento como a mi alrededor mi hermanita Sophie trata de tomar las pegatinas de Papá Noel y árboles navideños que tengo dispuestas para pegar en la carta a Santa que estoy escribiendo con lo que quiero este año, le quito una que piensa meterse en la boca y sigo a lo mío, sonrío con emoción al ver que cada vez la letra cursiva me sale mejor, los consejos de mi mami Alba para que esta vaya mejorando están funcionando. Sigo escribiendo hasta terminarla y luego empiezo a tomar las pegatinas para ponerlas en el sobre una vez guarde la carta, me siento y lo hago, cuando estoy buscando una de mayor tamaño en donde puedo poner mi nombre me doy cuenta que mi hermanita la tiene, me llevo las manos a la boca asustada al ver que se la come, ella sonríe con aquellos regordetes mofletes que tanto le gusta besar a mi papi, mientras sigue rasgando el papel con sus dientitos de un bebé de dos años.

―Mía…mamá…
Ella balbucea aquello y se aleja levantándose para huir de mí, pero logro alcanzarla y quitarle el papel, como siempre pega su grito y luego empieza a llorar. Eso me entristece porque no me gusta verla así.
Mi abu Jane viene casi corriendo seguida de mi abu Marcela, ambas se llevan las manos al pecho al ver que todo está bien.
―Se estaba comiendo el papel y se lo quité.
―Muy bien cariño ―me felicita mi abu Marcela y sonrío. Ella me dice que ya está la merienda lista. Tira de mi mano para llevarme a la terraza pero la detengo.
―Quiero terminar mi carta antes que lleguen mis papás por nosotras.

Ella sonríe y me ayuda a hacerlo, luego de eso vamos a la terraza en donde Sophie ya come las ricas galletas de avena que nuestras abuelas han preparado junto un zumo de arándanos, mi favorito. Al llegar, mi hermanita me sonríe y poniéndose de pie abraza mis piernas, yo le devuelvo el abrazo. Ella siempre hace eso luego que piensa que estoy enojada, pero aunque a veces le haga creer aquello no es así, porque la quiero mucho, de no ser por ella no tendría con quien jugar como me pasaba antes de conocer a Alba, quien me ayudó mucho con mi forma de ser, la cual se parecía mucho a la de mi compañerita de clases Lucía, algo engreída y hasta grosera, por suerte llegó Alba para ser mi psicóloga y luego para enamorar a mi papi Sebastián como le dije una vez en nuestra noche de chicas que hiciera y convertirse en mi mami, una que me quiere mucho y que me dio una hermanita.

Cuando vamos en camino, en el auto de papi, primero llevamos a mi abuela Marcela a su casa y luego de bajar un momento a saludar a nuestro abuelo, tomamos rumbo al departamento. Como habíamos dejado el árbol a medias, mientras mi mamá se dedica a preparar la cena, mi papi nos ayuda a mi hermanita y a mí a terminar de decorarlo, cuando está listo, encendemos las luces, Sophie y yo aplaudimos emocionadas. Luego vamos a cenar.

Más tarde, luego de leer una de mis historias favoritas, voy hasta la sala de estar, pero no llego a ella porque desde donde estoy veo como mi papi y mami llenan de besos a Sophie mientras ella se carcajea emocionada, miro la carta que llevaba en mis manos para que ellos se la entregaran a Santa, aunque sé que los regalos los compran ellos mismos, decido que mejor se las entrego luego y no los interrumpo.
Me doy la vuelta para regresar a mi recamara.
Sé que no debería sentirme celosa pero nunca lo puedo evitar, porque me da miedo que Alba me deje de querer como lo hizo mi otra mamá, Kate. Aunque siempre me demuestra que me quiere igual que a mi hermana, siento que porque ella sí es su hija de verdad pronto se dará cuenta de eso y me dejará de querer para darle todo su amor a ella, y ahora que va a tener dos bebés aún más. Eso me emociona porque pronto tendré más niños con quien jugar y también cuidar como la hermana mayor pero también me da miedo que mis papis se olviden de mí y solo los quieran a ellos. Llego hasta mi habitación y me siento a ver por la ventana en la sillita de la peinadora.


*****

Alba
Mientras estábamos dándole su dosis diaria de amor a nuestra pequeña Sophie, vi de reojo como Mía venía por el pasillo y de pronto se detuvo para regresar por donde vino, al ver aquello me incomodé, cosa que no pasó desapercibida para mi esposo.

―¿Qué ocurre cariño? ―me pregunta.
Le sonrío y niego con la cabeza.
―Nada ―carraspeo y coloco a mi niña sobre sus piernas ―Iré a ver qué tal está Mía ―le doy un suave contacto de labios ―Espero que logres dormirla…
―Claro, tú huye con la de mejor carácter.
Me rio mientras camino en dirección a la habitación de Mía dado que según él, nuestra pequeña Sophie será quien más canas verdes nos sacará y creo que de eso no tengo dudas porque su poder de convencimiento, aquella mirada coqueta y su manera de persuadir a los demás con tan solo una sonrisa son más que suficiente para eso.
Al llegar a donde está mi niña mayor, me la encuentro mirando ensimismada por la ventana, al percibir mis pasos me mira pero luego continua observando lo que sea que haya abajo en la calle, me acerco y miro que es eso que tanto la entretiene, sonrío al ver que es un hombre disfrazado de Santa que recorre las calles mientras cantan villancicos.
―¿Qué tal tu día mi cielo? ―tiro de un pequeño banco acolchonado y me siento en él.
―Bien…
Su contestación no me convence dado que carece de total emoción, otros días se hubiese explayado contando todo lo que hicieron en casa de Jane. Suspiro.
―¿Por qué te regresaste y no te uniste con nosotros en la sala?
Se encoge de hombros.
―No quería interrumpir.
Como lo intuía, está nuevamente atravesando sus pequeñas crisis de celos. Tomo su pequeño rostro entre mis manos y observándola directo a aquellos hermosos ojos verdes tan parecidos a los de mi Sebas le digo:
―Tú nunca interrumpes cariño, al igual que Sophie eres y serás siempre parte de nosotros.
―Pero tengo miedo que me dejes de querer porque no soy tu hija…Y que luego mi papi también lo haga.
―¿Alguna vez he hecho algo que te diga que no te quiero? ―niega y me lleno de dolor al ver que sus ojitos se empañan ―Ahí tienes la respuesta, siempre te voy a querer como una parte de mí, porque lo eres ¿quieres que te diga un secreto? ―ella asiente efusivamente y deja que le limpie las gotitas que se derramaron de sus ojos ―De no ser por ti, hoy tu papi y yo no fuéramos lo que somos, porque gracias a tú llegar a mi vida, también lo hizo Sebastián y gracias a tú convencerme para que lo enamorara somos una familia, una en donde tú eres mi hija mayor y Sophie la menor mientras lleguen tus hermanitos. Te quiero mi amor, eso nunca lo dudes ―ella se pone de pie y me abraza.
La tonta de mí como en el embarazo anterior con las sensibles hormonas llora. Ella como comprende el porqué de eso solo me abraza más.
―Yo también te quiero mami ―me da un beso y luego se aparta para buscar algo que tiene sobre la peinadora ―Es la carta para Santa, quiero que se la entregues.
Me la como.
―Hoy mismo se la haré llegar, ya el señor Santa estaba desesperado por saber qué quieres para este año.
―¿Me lees un cuento?
―Por supuesto, vamos ―tomadas de la mano nos dirigimos a la cama y nos acostamos en ella, yo con el libro de La Bella y la Bestia en mis manos.
Empiezo a contarle la historia como a ella le gusta, con mucho dramatismo y voces chistosas, al finalizar el mismo veo que está casi durmiéndose.
―Mami, ¿algún día encontraré un príncipe guapo que me quiera mucho? Así como mi papi te quiere a ti ―su pregunta me hace sonreír.
―De eso no tengas dudas.
―¿Y cómo sabré que es él, mi príncipe de verdad?
―Porque tu corazón brincará tanto de emoción hasta sentir que se te saldrá del pecho cada vez que lo ves y muchas mariposas parecen haber crecido dentro de tu estómago y…te dará muchas, muchas cosquillas ―digo eso último y empiezo a hacerle cosquillas hasta hacerla llorar de tanto reír. Cuando ya se ha dormido salgo de la habitación y la dejo ahí luego de darle un beso.
Nada de lo que dije es falso, porque a ese pequeño ser que acabo de dejar sumergido en un plácido sueño lo amé desde el momento uno que lo vi entrar en mi consulta, igual que lo hice con su padre cuando lo vi por primera vez. Ambos pasaron de ser un asunto más que resolver dentro de mi profesión a convertirse en mi vida entera, mi razón de ser, y aunque no soy perfecta trato de demostrarles a cada uno cuan importantes son en mi vida. Así como siempre Sebas me ha dicho que llegué a sus vidas para salvarlos ellos también lo hicieron conmigo porque de no ser así, no sé qué sería de mi vida.

Cuando estoy por la cocina veo a Tom asomado en la puerta de cristal observando a Rex que duerme fuera y lo tomo en mis brazos. De no ser por estos dos tampoco hubiese conocido al amor de mi vida. Sonrío y luego de darle un beso a mi bebé lo dejo en su camita. Al pasar por la habitación de Sophie la veo plenamente dormida así que solo le doy un beso de buenas noches y me marcho a la recamara que comparto con mi esposo. Como no lo veo cerca me cambio la ropa que me puse para estar en casa por mi pijama, cuando me lo he terminado de colocar siento el masculino y conocido calor a mi
espalda. Sus labios rozan mi cuello dulcemente mientras sus manos se posan en mis caderas.

―No sé para qué te lo colocas si sabes que no te durará mucho tiempo…
Gimo bajito al sentirlo jugar con mis sensibles senos.
―Lo sé, pero como siempre es un placer que me quite la ropa Señor Nikólayev.
Me giro entre sus brazos y sonriendo me acerco a su boca para sumirnos en un dulce pero a la vez ardiente beso.
―¿Qué tanto se tardaron? ―pregunta refiriéndose a Mía.
―Ella me necesitaba ―no explico nada porque sabe a lo que me refiero cuando digo aquello ―Pero ya está resuelto.
―Gracias ―acaricia mis mejillas ―No sé qué haría sin ti.
―Ni yo tampoco…
Le digo que espere un segundo y le entrego la carta que Mía me dio.
―Es su hora de ponerse panza y barba esposo mío ―digo burlona, él sonríe y se sienta en la cama para abrir la carta. Tomo asiento a su lado para leerla junto a él. Recuesto mi cabeza en su hombro.
Releo la carta escrita del puñito de mi niña, con aquella letra que ha ido perfeccionando nuevamente como sé que Sebas también lo hace y no puedo evitar que las lágrimas bajen a borbones de mis ojos, él al darse cuenta me envuelve con un brazo.
―Tenemos a la mejor hija del mundo ―susurro como puedo.
―Y este año Santa se esmerará más en su regalo.
Sonrío y nos abrazamos.
―La tercera navidad de Mía será la mejor de todas.
―Y todas las que vienen también.

Querido Santa,
Este año primero que todo quiero agradecerte por los regalos del año pasado, estos me gustaron mucho porque los compartí con mi hermanita Sophie por primera vez. Los he cuidado mucho así que aún me sirven para este año, por eso, no te pediré muchas cosas, sólo una, un solo regalo:
1.Quiero que mi familia siempre se mantenga unida, quiero que mis papis me quieran siempre a mí y a mis hermanitos. Quiero que esta, mi tercera navidad en familia, sea la mejor junto a ellos, que nuestros papis nos llenen de muchos besos y abrazos a mí y a Sophie mientras llegan nuestros hermanitos porque luego los tendremos que compartir. Es lo único que pido, pero si me quieres enviar un juguete bonito no me enojaré.
Con cariño,
Mía.

Ambos asentimos y luego de hablar un rato de todo un poco como todas las noches, hoy con un tema de más, y el cual nos interesa, me dice:
―Muy bien, ya bastante de Santa Regalón, ahora me toca a mí darle su regalo de todas las noches esposa mía…
Sonrío dado que hace rato mi pijama había quedado a un lado debido a un sofocante calor que me dio y dejo que baje por mi cuerpo, luego de besar mi aun diminuto vientre llegue al sitio que le interesa y que solo como él sabe me lleve a la cima, una vez más, como todas las noches desde un momento efímero de nuestras vidas, aquel en donde me atrapó sin medidas y me ha amado como sé que nadie jamás lo haría, como solo él sabe…


Ha llegado Navidad
Mi Tercera Navidad en familia

El árbol de navidad está repleto de regalos, Sophie, como siempre curiosa está bajo él esperando que nuestros papás digan que podemos abrirlos. Como mi carta este año fue especial no sé si tendré para mí, pero lo que sí sé es que Santa me ha concedido lo que pedí, porque cada día tanto mi hermanita como yo tenemos amor.

Mis abuelos vinieron como los años anteriores a pasar la noche con nosotros y esperar así que sean las doce para la cena navideña. Mi abu Jane como siempre, preparó un delicioso dulce de frutas y mi abu Marcela un helado casero de fresas. Este año, nuestra tía Blanca no estará con nosotras como otras veces porque está de viaje, así que como hace un rato mi mami hablaba con sus amigas a distancia, también lo hizo con ella.
Mi papi y yo no nos pudimos resistir a lo preparado por mis abuelas a pesar de que mi mamá nos riñó así que tuvimos que adelantar el postre. Ambos entre risas lo disfrutamos como siempre, me carcajeo cada vez que me pone helado en la nariz y él me deja hacer lo mismo. Sophie llega y se une a nuestra pequeña guerra. Mi mamá a pesar de hacerse la enojada veo que ríe al vernos relajados.

Sentada desde donde estoy observo como mami ríe por algo que le dicen sus amigas de la red por chat, como siempre lo hace cuando habla con ellas y por otro lado, mis abuelos conversando de algo mientras toman algo en unas copas y mi papi y hermanita a mi lado jugando, verlos a todos me pone muy contenta porque esta está siendo la mejor navidad de todas, tengo una hermanita que ya es consciente de que existo y no como cuando era apenas bebé, que apenas me
notaba y además unos papis que me aman mucho tal y como siempre me han dicho.

*****

Alba
Perfecta, así definiría la celebración de este año. Ver como mis hijas sonríen emocionadas con cada pequeño detalle, por muy mínimo que sea, además de saber que dentro de mí este año crecen dos seres hermosos que la próxima navidad se unirán a nosotros hace que mis ojos se empañen de felicidad. Desde que ellos entraron en mi vida todas las navidades han sido hermosas pero esta sin dudarlo podría decir que está siendo la mejor de todas, sobre todo para mi preciosa Mía, quien quiso que así fuese y nosotros con todo el amor, cariño y esfuerzo del mundo se lo hemos dado. Muchas veces se piensa que lo material es lo que hace estas épocas pero más equivocados de eso no pueden estar quienes así piensan, porque lo que vale de verás es la familia, el amor y la felicidad que puedan mostrar, tal y como los míos ahora mismo.

Cierro los ojos y dejo que mi esposo, el amor de mi vida me envuelva en sus brazos mientras con una mirada nublada observo como nuestras pequeñas acompañadas de sus abuelos reciben los regalos que tienen sus nombres. Sophie, quien aún es pequeña no comprende mucho de qué va todo pero encantada recibe lo que le dan y rasguña todo con ayuda de su consentidor abuelo y Mía, con ojos brillantes también recibe cada cosa que le dan.

―¿Crees que le gustará? ―me pregunta Sebas luego de darme su beso en el cuello. Su mano acariciando mi vientre hace que este cosquillee.
―Estoy segura que sí, Santa la conoce muy bien.
Me giro para mirarlo de frente y sonrío dándole confianza, aquella que se esfuma en muchas ocasiones cuando se trata de sus
hijas pero vuelve como una estrella fugaz, rápido y sin que casi se pueda notar cuando sus ojos contactan con los míos.
Las pequeñas abren muñecas, juegos de bisutería infantil, algunos juegos para jugar todos juntos, y muchísimas cosas más, hasta que Mía llega a algo…
―Mira abu, un CD ―le dice a mi papá. Este nos observa y nos guiña un ojo porque ya sabe de qué se trata.
―A ver princesa, ¿te parece si lo ponemos?

Ella asiente efusivamente y sigue a su abuelo. Jane desde su posición nos sonríe emocionada. Su mirada de pronto se topa con la mía y me dice un “Gracias” con sus labios, aquel agradecimiento que cada vez que puede me da. Ella fue durante los primeros años de Mía quien hizo prácticamente el real papel de madre materna una vez la ex mujer de Sebastián los dejara y comprendo perfectamente como se ha de sentir al verla sonreír porque yo puedo decir que siento lo mismo cada vez que la veo.
Al tener todo listo, en la pantalla del televisor empieza a pasar un vídeo con fotos de todos, principalmente de la dueña del regalo.

“Desde que te vi iluminaste nuestro mundo”, dice bajo una fotografía en donde ella aparece apenas siendo un bebé…”Cada paso que dabas fue felicidad”, Mía empezando a caminar…Mía en su primer día en la guardería…Mía comiendo sola…Mía abrazando a su padre y riendo a carcajadas, aquella última foto la recuerdo muy bien porque yo misma se las tomé en una de las salidas en donde no éramos nada aún pero ese fue uno de los primeros pasos de la recuperación de ella estando en terapia, en donde estaba volviendo a aceptar a su padre, uno de sus primeros abrazos…”Eres un ser especial, único y excepcional”, en esta aparece cargando de su hermanita el primer día de su nacimiento…”Tú nos amas, lo sabemos porque siempre lo demuestras”, dice bajo una foto en donde salimos todos, incluidos nuestros padres, “Por eso y más, te amamos hermosa”, una sola foto de ella sonriendo, con sus rubios rizos cayendo por sus mejillas…”Nunca tengas dudas de eso porque eres y serás siempre nuestro pequeño sol…Te amamos Mía”, ahí, en lugar de una foto empieza a correr un vídeo de nuestra primera navidad juntos, en donde aparezco yo con Sophie aun en la panza y estamos todos sentados en el suelo, bajo el árbol ayudándola a abrir sus obsequios, su mirada brillante ilumina el televisor cada vez que sus ojos se topan directo con la cámara, cuando abre el último regalo ella se pone de pie y nos envuelve en una abrazo a ambos, a su padre y a mí, “Los amo papis”…Su sonrisa y aquel gesto de amor es lo último que queda cuando el vídeo se corta.

Así, tal cual me sentí en aquel instante me siento ahora, feliz, y más aún cuando nuestra pequeña niña nos voltea a mirar con sus ojos brillantes de emoción y nos regala la más hermosa de sus sonrisas. Aquella que nos dice todo, sí, esta ha sido su mejor navidad en familia, de eso no hay dudas…
―Los amo papis…

Nos dice llegando hasta donde nosotros y abrazándonos igual que en el vídeo pero con la diferencia de que ahora su hermanita también forma parte de aquel gesto en persona. Una fotografía se captura una vez más tal y como muchas que han sido parte de su vida, de la mía y las nuestras…Una que inició hace tres años pero que día a día nos permite conocernos cada vez más como la familia que somos, no una perfecta pero sí una en donde nuestra regla es dar y demostrar amor porque eso es lo que nos mantiene y mantendrá en pie siempre, a pesar de todo lo que pueda pasar…
Esta ha sido una navidad, la mejor de todas no solo para Mía sino para todos. Finalmente luego de tanto revuelo en donde nos pasamos decir algo importante, chocando nuestras copas, las de las niñas con jugo de manzana, todos en familia decimos:
―Feliz Navidad…

Fin



**Relato registrado, prohibida la reproducción total y parcial del mismo.
Los personajes de esta pequeña historia forman parte de la novela Si puedes, Atrápame de Kris O'Coneill. 
©Kris O'Coneill 2017

Comentarios